domingo, 17 de febrero de 2013


Corrosión y protección de metales

Imagen de: makinandovelez.wordpress.com


         La lucha contra la corrosión y la búsqueda de materiales resistentes a la acción de los productos corrosivos ha sido una constante preocupación de la industria química y sus afines, tanto para asegurar a los materiales una vida lo más larga posible, como para evitar en los productos fabricados la menor traza de contaminación.
       En general, la corrosión se define como un ataque gradual, de tipo químico o electroquímico, sufrido por un metal bajo la acción destructora de gases, ácidos, atmósfera, seres vivos, etc., de manera que el metal es convertido en un óxido, sal o cualquier otro compuesto. Dicho de otra manera, la corrosión significa la destrucción de un material por acción del medio que lo rodea.

       El fenómeno de la corrosión es de muy difícil estudio, dada la diversidad de materiales que lo presentan, y la gran cantidad de productos corrosivos posibles, en cada uno de los casos.  Además, un mismo material frente a una misma sustancia corrosiva, puede comportarse de distinta manera, según sean las condiciones internas y externas del sistema. No olvidemos que la corrosión es un proceso químico o electroquímico, por lo que influyen las condiciones internas tales como la concentración, la presencia de una tercera sustancia o de algunas impurezas, que determinan una acción aceleradora o retardatriz; y factores externos como la temperatura, la presión (en el caso de corrosión por gases), la luz, las corrientes eléctricas e incluso el estado de reposo o movimiento del sistema.

       Se pueden establecer dos mecanismos tipo por medio de los cuales pueden explicarse la mayoría de los procesos corrosivos: 

a) El ataque químico directo: incluye todas las clases de corrosión (fundamentalmente las debidas a sustancias corrosivas gaseosas), en las que, para distancias perceptibles, no hay paso apreciable de corriente eléctrica a través del metal.

b) El ataque electroquímico: se aplica para tratar aquellos casos en los que hay espacios de ánodo y cátodo bien definidos, separados por distancias finitas, de forma que la corriente eléctrica pasa entre ellos. Este mecanismo se lleva a cabo siempre que el metal está en contacto con un electrólito, es decir, con una disolución iónica. A pesar de estas concepciones, sin embargo, no se niega la existencia e importancia de las fuerzas electroquímicas en el ataque químico directo. A la acción química debida al oxígeno, y otras muchas sustancias, se unen generalmente las electroquímicas. Sin el desarrollo simultáneo de éstas, aquéllas no pasarían, en general, de un estado de corrosión elemental.

       En este apartado se mostrarán sólo los procesos en los que el agente corrosivo es el oxígeno ya que éste es el elemento que interviene en mayor escala en los fenómenos de corrosión. Teóricamente, casi todos los metales deben ser atacados por él para dar el óxido correspondiente. No obstante, en condiciones normales, en muchos de ellos la velocidad de oxidación es demasiado pequeña para que pueda apreciarse de manera patente la formación de óxido. La presencia de humedad o ciertos ácidos, aceleran tanto este proceso que, aun en estos casos, el metal suele quedar recubierto rápidamente0 de una capa de óxido.

       La susceptibilidad de un metal a la corrosión depende en cierta medida de su potencial de oxidación (recordemos que el potencial normal de oxidación de una especie química dada es igual en valor absoluto, pero de signo contrario, al potencial normal de reducción. Estos últimos son los que se han recogido en la siguiente tabla:





Así, el sodio, cuyo potencial normal de oxidación es de 2,71 voltios, y el calcio, con potencial normal de oxidación de 2,87 voltios, se convierten cuantitativamente en sus óxidos o hidróxidos por exposición al aire; el oro y el platino con potenciales de oxidación negativos y muy grandes, resisten la corrosión. Sin embargo, en los metales de reactividad intermedia, hay poca relación entre el potencial de oxidación y el grado de corrosión. Así, por ejemplo, la corrosión del Mg y del Al es despreciable en condiciones ordinarias, a pesar de tener un potencial de oxidación elevado y positivo, porque los óxidos formados se adhieren herméticamente a la superficie del metal, mientras que un metal menos activo que ellos, como el hierro, se corroe fácilmente porque sus productos de oxidación son porosos y no se adhieren al metal

       Pongamos como ejemplo el hierro como metal de corrosión. Si examinamos una plancha de hierro en las primeras etapas de la corrosión, encontramos que la superficie está picada por puntos sueltos de herrumbre, con áreas de metal no corroído entre ellos. Si además comprobamos que el hierro expuesto al aire totalmente seco o al agua completamente libre de oxígeno disuelto no se corroe en condiciones normales, que la corrosión ocurre más fácilmente en agua de mar que en agua dulce, en medio ácido que en neutro, etc., parece lógico suponer un mecanismo electroquímico.

       Comenzaremos primero explicando lo que ocurre cuando se expone una plancha de hierro a una solución acuosa que contiene como electrólito cloruro sódico. El Fe (metal) tiende a oxidarse a Fe2+ (potencial de reducción normal = -0,41 V.), pero para que esta reacción ocurra, ha de reducirse simultáneamente alguna otra especie. Es evidente que no tenderán a reducirse los iones sodio, Na+, procedentes de la sal, ya que su potencial normal de reducción es de -2,71 V. Una posibilidad más razonable sería suponer la reducción de los iones H+ a hidrógeno elemental (potencial normal de reducción = O). Esto ocurre en solución fuertemente ácida, por ello la presencia de acidez favorece la corrosión.
Las reacciones que ocurren en los electrodos son:

Ánodo:

Fe -->  Fe2+  + 2e-                 E0 = 0,41 V.      (Reacción 1)

Cátodo:

O2 + 2H2O + 4e-  -->  4 OH-           E0  = 0,40 V     (Reacción 2)

Los iones Fe2+ obtenidos en el ánodo forman con los iones OH- del  cátodo hidróxido ferroso, que se oxida rápidamente para dar óxido férrico hidratado, Fe2O3 nH2O (herrumbre). Cuando la concentración de protones es adecuada, otro proceso de reducción que también puede ocurrir en el cátodo es el siguiente:


Cátodo:     2H+  + 2e-  -->  2H       (Reacción 3)

Los átomos de hidrógeno formados reaccionan rápidamente con el oxígeno disuelto para formar agua, según la reacción:

2H + 1/2 O2  -->  H2O     (Reacción 4)

y los iones Fe2+ se oxidan fácilmente con el oxígeno en presencia del agua formando, como en el caso anterior, óxido férrico hidratado.

El proceso electroquímico expuesto explica que la corrosión se lleve a cabo más rápidamente en medio ácido, ya que en este caso la mayor concentración de iones hidrógeno favorece tanto el proceso (Reacción 3) como el (Reacción 4), al disminuir la concentración de iones OH-.

Resumiendo: La superficie de un trozo de hierro en proceso de corrosión puede imaginarse constituida por una serie de diminutas pilas voltaicas. En el polo negativo de cada una de estas pilas, el hierro se oxida a iones Fe2+. En el polo positivo vecino (área catódica), el oxígeno elemental se redue a iones OH- , o bien los protones se reducen a átomos de hidrógeno. Se transfieren electrones a través del hierro, que actúa como conductor externo de una pila voltaica ordinaria. El circuito eléctrico se completa con el movimiento de iones por la disolución acuosa que rodea a los electrodos de la pila de corrosión.


Si se ponen dos metales en contacto se disolverá el más activo, que actuará de ánodo de la pila, mientras que el menos activo actuará de cátodo y no sufrirá corrosión. Esta forma de proteger los metales se llama protección catódica. Un ejemplo de este tipo de protección es el llamado hierro galvanizado, que consiste en hierro recubierto con una capa de zinc. Otro metal que se utiliza mucho para proteger el hierro y el acero es el magnesio. Barras o bloques de magnesio, remachados en el hierro se ponen en los depósitos de agua y tuberías de grandes dimensiones, en los cascos de los barcos, buques cisterna, etc. La corrosión afecta al magnesio y no al hierro o acero de las instalaciones. Con el tiempo las ba rras de magnesio son reemplazadas por otras nuevas, y de este sencillo y económico modo se logran proteger instalaciones costosas

Si el metal depositado como revestimiento es menos activo que el hierro, hay que cuidar que no existan arañazos, zonas sin cubrir, etcétera, ya que existe el peligro de que grietas en su superficie puedan aumentar, en vez de evitar, la corrosión del hierro, puesto que en ellas tiene lugar más fácilmente la descarga de iones hidrógenos. Este es un problema que puede surgir con las latas de estaño (hojalata), que se fabrican aplicando una capa de estaño sobre una chapa de hierro. Si el alimento enlatado contiene ácido cítrico, por ejemplo, puede disolver algo del revestimiento de estaño, y dejar así expuesto el hierro que revestía. Al abrir la lata, queda su interior expuesto al aire, y se forma espontáneamente herrumbre.

Fíjemonos que en la protección catódica, el metal protector es más activo que el hierro, por lo que se corroe, teniéndolo que reponer al cabo de cierto tiempo, en tanto que en la protección con un metal noble (O que se pasiva) éste no se corroe y protege al hierro sólo por recubrimiento, por lo que deja de hacerlo en cuanto se produce una fisura (véase la siguiente figura ).



 Protección del hierro por recubrimiento con otros metales:   a) Zn.   b) Cu. 


       La corrosion produce grandes pérdidas al mundo y hemos de intentar evitarla, pero no pensemos tan negativamente acerca de ella. ¿Ha pensado alguna vez en las grandes ven lajas de la corrosión? Piense qué sería de la Humanidad si todas las estructuras metálicas cons¬truidas fueran indestructibles. El mundo civilizado sería ya un montón de chatarra.




jueves, 7 de febrero de 2013


Un asteroide pasará muy cerca de la Tierra el dia 15 de Febrero de 2013


       El asteroide  denominado 2012 DA14  pasará t el próximo 15 de febrero tan cerca de la Tierra que se podrá ver incluso con unos simples prismáticos. El astro, descubierto por un observatorio español, se acercará a 27.000 kilómetros de nuestro planeta hacia las 20.30 (hora española) y su paso ayudará a los expertos a determinar su composición y a predecir el futuro comportamiento del asteroide. En menos de 40 años podría volver a aproximarse.


Imagen de/ www.unosantafe.com.ar

       Cuando el próximo 15 de febrero el 2012 DA14, el asteroide descubierto hace un año por el observatorio español de La Sagra, se acerque a la Tierra (a unos 27.000 kilómetros de distancia) lo hará de una forma tan próxima que incluso se podrá avistar con unos prismáticos en lugares con poca contaminación lumínica, y se verá con más claridad con un telescopio. Así lo ha explicado la NASA y también lo ha confirmado a LaVanguardia.com Jaime Nomen, codescubridor del astro y Director de la estación robótica de La Sagra. El momento de mayor visibilidad será sobre las 19.24 GTM (20.24 hora peninsular). “Se podrá ver un punto de luz cruzando el cielo a bastante velocidad y hacia media noche se irá acercando a la estrella polar”, describe Nomen.

       A pesar de la facilidad de avistamiento en España, será en Indonesia e India donde el astro se verá con mayor claridad. Y a pesar de que el acercamiento se dará el 15 de febrero, el paso del 2012 DA14 rozando la Tierra podrá verse durante varios días a través del telescopio. La NASA, a través del radar Goldstone (situado en el desierto de Mojave, California), y el resto de observatorios como el de La Sagra lo seguirán de cerca los días posteriores y de esta observación se espera extraer valiosa información como de qué material está compuesto el astro. Así, explica Nomen, si fuese de hierro las consecuencias de un posible impacto –descartado en esta ocasión- serían “más bestias”. El paso del 2012 DA14 también permitirá conocer la trayectoria que adoptará en el futuro. Todo apunta, explica el director, que cuando se acerque, la gravedad de la Tierra lo empujará completamente y “lo sacará de la órbita que lleva para meterlo en otra”. Los expertos creen que en función de cómo varíe esta órbita se podrán conocer las intenciones del asteroide y la posibilidad de colisión dentro de unas décadas.


Colisión con la Tierra


       La NASA conoce la órbita del 2012 DA14 y esto le permite asegurar con rotundidad que el próximo 15 de febrero no habrá colisión con la Tierra. A pesar de este mensaje tranquilizador, Nomen tiene claro que “en muchos miles de años” el 2012 DA14 acabará cayendo en la Tierra porque lleva una órbita muy paralela a la de nuestro planeta y “viaja con nosotros en un periodo de órbita muy parecido”. Los científicos aseguran que cada 1.200 años un asteroide impacta en la Tierra. Y más cerca en el tiempo, en 2041, el 2012 DA14 podría volver a “intimidarnos un poco”.




Imagen de la órbita descrita por el asteoroide


       El último impacto de características similares a las del 2012 DA14 se dio en 1908, cuando un astro algo más pequeño (de unos 30-40 metros de diámetro) cayó en Tunguska, una zona aislada de Siberia. Devastó una zona de unos 1.200 kilómetros cuadrados. Nomen señala que en una hipotética colisión se podría haber generado un cráter de, aproximadamente, un kilómetro pero que las consecuencias “serían siempre zonales, nunca globales a nivel del planeta. No sería como la extinción de los dinosaurios”, detalla.


Un descubrimiento ‘made in Spain’


       El observatorio de La Sagra, dependiente del Observatorio Astronómico de Mallorca vive estos días con mucho ajetreo. La noche del 22 de febrero de 2012 un equipo formado por ocho persona halló el 2012 DA14, pero presumen de haber descubierto ya 7 cometas y 6.500 asteroides. La gran mayoría de ellos son asteroides “normales” entre Marte y Júpiter. De ellos 66 son NEO (Near Earth Object), astros a los que interesa seguir mucho más por la posibilidad de colisión. El 2012 DA14 “resultó ser muy peculiar porque al analizar la trayectoria futura se vio que podía hacer un acercamiento extremo a la Tierra”, explica el director de la estación robótica.

       Jaime Nomen explica que el 97% de estos cuerpos (NEO) los descubren los americanos, que rastrean el cielo todas las noches y la mayoría de detecciones se hacen desde Hawai, Nuevo México y Arizona. El siguiente que contribuye en todo el mundo, asegura, es España con un 2% de los descubrimientos. “Con nuestra contribución ha aparecido el objeto más mediático e interesante de los últimos años” resume Nomen. “Es una recompensa a muchos años de dedicación y trabajo” concluye orgulloso.





El siguiente video comenta la noticia del asteroide:





miércoles, 6 de febrero de 2013



Los últimos neandertales del sur de Iberia no coexistieron con los humanos modernos



     El paso por el sur de Iberia de los últimos neandertales es más antiguo de lo que se pensaba y se remonta a hace unos 45.000 años y no 30.000, como se estimaba hasta ahora. Investigadores de la UNED han participado en la nueva datación de las muestras de dos yacimientos del centro y sur peninsular. Estos datos, publicados en la revista PNAS, anulan la teoría de que sapiens y neandertales coexistieran en la Iberia del Pleistoceno superior.

Imagen: Neanderthal Museum (Mettmann, Alemania).
Imagen: Neanderthal Museum (Mettmann, Alemania).

    En los últimos veinte años, la comunidad científica aceptaba la teoría de que los últimos neandertales –Homo neanderthalensis– seguían en el sur de Iberia en el momento en el que los humanos modernos –la especie Homo sapiens– se encontraban ocupando el norte de la península. Un estudio internacional, en el que participan investigadores de la UNED, desmonta esta hipótesis.

     “No parece que estos últimos neandertales del centro y sur de Iberia llegaran a fechas tan recientes, hace en torno a 30.000 años, como suponíamos hasta estas nuevas dataciones”, asegura Jesús F. Jordá, investigador del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UNED y uno de los autores del estudio que se publica en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

    El equipo de científicos, formado por expertos de la Universidad de Oxford (Reino Unido), la Universidad Nacional de Australia, la UNED, la Universidad de la Laguna (Tenerife), el Museo Arqueológico y Etnológico de Lucena (Córdoba) y el Museo Nacional de Historia Natural de París (Francia), ha empleado una nueva técnica para repetir los análisis realizados en los yacimientos de Jarama VI (Guadalajara) y Zafarraya (Málaga), consideradas hasta ahora como unas de las últimas ‘moradas’ de los neandertales en la península.

    Al método del radiocaborno usado hasta ahora, los investigadores han incorporado una descontaminación por ultrafiltración para purificar el colágeno obtenido de muestras de huesos y han empleado la técnica AMS, que necesita una mínima cantidad de muestra, para su posterior datación.

    Utilizando esta nueva metodología, los científicos aseguran que la ocupación neandertal de los dos yacimientos no es tan reciente como se pensaba, y se sitúa hace alrededor de 45.000 años.
“Usar solo el radiocarbono tiene el problema de que no te permite llegar más allá de 50.000 años”, explica Jordá. Otro inconveniente es la contaminación, ya que cuanto más antiguas son las muestras, más residuos acumulan y si éstos no se eliminan perfectamente, las fechas obtenidas son incorrectas.

Reescribiendo los libros de Prehistoria

      Los restos analizados han sido huesos localizados en los depósitos arqueológicos, asociados con los materiales líticos –hechos con piedra– del Paleolítico medio, que presentan evidencias de haber sido manipulados por humanos (como marcas de corte, estigmas de percusión o fracturas) para descartar así posibles huesos introducidos por carnívoros.

      Aunque los investigadores muestrearon numerosos yacimientos del sur de Iberia, solo ha sido posible realizar la datación en Jarama VI y Zafarraya, puesto que el resto de muestras no contenían el colágeno suficiente para ser datadas.

     Un único yacimiento, el de Cueva Antón (Murcia) sigue ofreciendo las fechas recientes  que se postulaban hasta ahora, pero ni los restos tecnológicos encontrados son claramente realizados por neandertales, ni las muestras de carbones datadas tienen una perfecta asociación con los restos líticos.

     A la vista de estos nuevos datos, en opinión de Jordá “habría que revisar los libros de Prehistoria”, sobre todo a medida que se vayan obteniendo nuevos resultados. “Aunque en estos momentos hay una controversia para cambiar la teoría vigente, el nuevo paradigma está teniendo una buena aceptación, a fuerza de presentar datos que indican la no coexistencia en la Península Ibérica de neandertales y H. sapiens”, añade.

      En cuanto a la posible coincidencia de ambos grupos en la zona cantábrica, el investigador de la UNED se muestra cauto. “Estamos sometiendo a nuevos análisis yacimientos como La Güelga (Asturias) para determinar si esa coexistencia tuvo lugar. Tendremos que esperar a los resultados para verificar o no esta hipótesis”, concluye el científico.

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Referencia bibliográfica:
Rachel E. Wood, Cecilio Barroso-Ruíz, Miguel Caparrós, Jesús F. Jordá Pardo, Bertila Galván Santos y Thomas F. G. Higham. “Radiocarbon dating casts doubt on the late chronology of the Middle to Upper Palaeolithic transition in southern Iberia”, Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). 4 de febrero de 2013. DOI: 10.1073/pnas.1207656110.
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Artículo perteneciente a divulgaUned